Para la realización de la segunda monografía de la asignatura, he querido centrarme en el primer capítulo del libro "Ecología y género en diálogo interdisciplinar", de Alicia H. Puleo.
BLOQUE I. CUERPOS.
1. SESGOS DE GÉNERO EN MEDIO AMBIENTE Y SALUD.
Carme VALLS-LLOBET
Programa de Mujeres, Salud y Calidad de Vida de Barcelona
El capítulo comienza ofreciendo datos alarmantes de algunas distorsiones producidas a raíz de problemas medioambientales, como por ejemplo las siguientes:
- 1970: creciente feminización de peces y cocodrilos en ríos y lagos contaminados por vertidos tóxicos (disminución de la fertilidad de estas especies y no desarrollo de los órganos reproductores masculinos en las especies).
- 1976 (Italia): una explosión en una fábrica de herbicidas tiene como consecuencias una gran polución del aire y, al año siguiente, un descenso de la natalidad de varones.
LA RELACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE CON LA SALUD HUMANA
La salud ambiental, como ciencia, trabaja el efecto que tienen algunos productos (como como los pesticidas, disolventes, gases anestésicos, derivados de los ftalatos, dioxinas, bifenilos policlorados productos derivados de la combustión de la gasolina) en la salud de las personas.
Existen factores de riesgo para adquirir estas enfermedades, siendo uno de ellos la edad, y otro determinante: el sexo. El problema primario que podemos encontrar derivado de la polución medioambiental es la baja carga genética de óvulos y espermatozoides.
Además, el medio ambiente puede influir en el sexo del embrión durante los primeros meses de gestación, pudiendo incluso a llegar a causar efectos que conlleven a producir malformaciones.
Algunos productos tóxicos alteran hasta el punto de provocar alteraciones hormonales que, en el caso de las mujeres, puedan producir alteraciones menstruales, y en el de los hombres, problemas de fertilidad.
Está comprobado que los casos de cáncer son mayores en las ciudades y nucleos urbanos con índices de contaminación muy elevados, siendo los casos de cáncer de mama los más frecuentes, además de estar surgiendo nuevas enfermedades autoinmunes que se relacionan con la exposición laboral de la radiaciones y la contaminación.
Los seres humanos son más vulnerables ante los contaminantes dependiendo de la edad y del sexo. De la edad, porque el sistema nervioso central es más vulnerable durante su formación, en el desarrollo embrionario del feto y durante la primera infancia, y también durante la decadencia del sistema nervioso en las personas mayores a partir de los 65 años.
LA SALUD DE LAS MUJERES HA PADECIDO SESGOS DE GÉNERO
La salud de las mujeres, diferenciada de la del hombre, no ha sido distinguida hasta hace escasos años. Lo cierto es que debería de haberlo sido mucho antes, pues no es comparable el cuerpo de la mujer y los cambios que este produce, con el del hombre: desde el ciclo menstrual, hasta los cambios físicos de la pubertad, hacen que la atención sanitaria sea específica y distinguida.
Los daños más frecuentes son los hormonales, que pueden desembocar en la infertilidad de la mujer, así como la ineficacia del feto al nacer o las deformidades del embrión, si hablamos del periodo de embarazo, pudiendo ser la polución ambiental uno de los principales factores de abortos prematuros.
La salud de la mujer ha podido ser evaluada con los efectos que tienen los componentes químicos cuando el medio ambiente no se encuentra saludable. Se han podido extraer una serie de enfermedades o trastornos que se derivan de esto:
- Pubertad precoz.
- Ovarios poliquísticos.
- Alteración del ciclo menstrual (irregularidad temporal).
- Fibromas uterinos.
- Endometriosis.
- Mama fibroquística.
- Trastornos por implantación del feto.
REFLEXIÓN:
A modo de conclusión del capítulo de esta lectura, podríamos cerrar diciendo que los problemas medioambientales tratan de forma más ruda a las mujeres que a los hombres. No es de extrañar debido a la complejidad de los ciclos mensuales reproductivos (menstruación), muy vinculado a los trastornos hormonales producidos también por el contacto con productos químicos y la estancia en atmósferas contaminadas (zonas químicas con fábricas, zonas muy afectadas por la contaminación del tráfico, etcétera).
El modo de solucionarlo no es otro que una mayor concienciación por la ecología y la puesta en marcha de políticas que impidan la construcción de zonas de fábricas en entornos urbanos. La contaminación es innegable que va a estar, ya que las zonas de fábricas tienden al aumento, pero lo cierto es que para evitar daños en las personas, estas deben estar lo más alejadas posibles. Lo ideal sería realizar un estudio para buscar el sitio concreto en el que no afectase tan gravemente a la ciudadanía, y que lo hiciese en la menor medida al medio en el que se instalase.
La salud de las mujeres, diferenciada de la del hombre, no ha sido distinguida hasta hace escasos años. Lo cierto es que debería de haberlo sido mucho antes, pues no es comparable el cuerpo de la mujer y los cambios que este produce, con el del hombre: desde el ciclo menstrual, hasta los cambios físicos de la pubertad, hacen que la atención sanitaria sea específica y distinguida.
Los daños más frecuentes son los hormonales, que pueden desembocar en la infertilidad de la mujer, así como la ineficacia del feto al nacer o las deformidades del embrión, si hablamos del periodo de embarazo, pudiendo ser la polución ambiental uno de los principales factores de abortos prematuros.
La salud de la mujer ha podido ser evaluada con los efectos que tienen los componentes químicos cuando el medio ambiente no se encuentra saludable. Se han podido extraer una serie de enfermedades o trastornos que se derivan de esto:
- Pubertad precoz.
- Ovarios poliquísticos.
- Alteración del ciclo menstrual (irregularidad temporal).
- Fibromas uterinos.
- Endometriosis.
- Mama fibroquística.
- Trastornos por implantación del feto.
REFLEXIÓN:
A modo de conclusión del capítulo de esta lectura, podríamos cerrar diciendo que los problemas medioambientales tratan de forma más ruda a las mujeres que a los hombres. No es de extrañar debido a la complejidad de los ciclos mensuales reproductivos (menstruación), muy vinculado a los trastornos hormonales producidos también por el contacto con productos químicos y la estancia en atmósferas contaminadas (zonas químicas con fábricas, zonas muy afectadas por la contaminación del tráfico, etcétera).
El modo de solucionarlo no es otro que una mayor concienciación por la ecología y la puesta en marcha de políticas que impidan la construcción de zonas de fábricas en entornos urbanos. La contaminación es innegable que va a estar, ya que las zonas de fábricas tienden al aumento, pero lo cierto es que para evitar daños en las personas, estas deben estar lo más alejadas posibles. Lo ideal sería realizar un estudio para buscar el sitio concreto en el que no afectase tan gravemente a la ciudadanía, y que lo hiciese en la menor medida al medio en el que se instalase.
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